9 de mayo de 2009

Heidi, halfling maga. Tercera parte

Aquí la tercera parte, no tengo nada más escrito, así que aun tardaré en subir más.
En cuanto a vuestros comentarios, en ningún momento he pretendido que Stephan y Ragnar parecieran pareja, lo siento. Y bueno, las coletas de las halfling, te juro que pensé que lo habías dicho º-º


-¡Los pieles verdes!-gritó sin más y acompañando el grito con otro golpe en la mesa, asustando a los presentes- ¡Los pieles verdes están atacando Zhufbar! ¡Están aprovechando que muchos de los nuestros fueron a combatir en la guerra del caos para atacarnos al resto. Mi nombre es Groth Puño de Hierro, y estoy buscando valerosos aventureros que se embarquen conmigo hacia Zhufbar para darles una paliza enana a esos descerebrados! Vosotros sois aventureros, sois lo que estaba buscando, ¡tendreis 100 monedas de oro si venís a ayudar a esta honrable causa! ¡Y tú -continuó gritando, dirigiéndose esta vez más en concreto a Ragnar,-, como enano que eres deberías estar allí luchando contra ellos! ¡Deberías estar yendo hacia allá! ¡Debemos unir fuerzas para derrotar a los pieles verdes!





Tras el elevado discurso la taberna había quedado en silencio, mirando hacia la mesa de los forasteros. Estos, a su vez, pasaban la mirada del enano al resto de personas de la taberna, las que, poco a poco, volvieron a sus respectivos asuntos. Mientras, en la mesa de los extranjeros, reinaba el silencio. No sabían si se habían topado con un enano loco o si, simplemente, estaba tocado del ala. En cualquier caso, ninguno se decidía a darle una respuesta, por sus mentes pasaban dos pensamientos muy distintos: seguir buscando la paz o irse a la guerra y ganar 100 jugosísimas monedas de oro. Una decisión así no se tomaba todos los días, y sus rostros, preocupados y confusos, eran claras muestras de lo que pasaba en sus mentes.




Al cabo de unos segundos la tensión era insoportable, y Ragnar resolvió contestar a su hermano de raza.


-Déjame, estoy ocupado.-su respuesta fue breve y rotunda, claramente, lo que dejó a Puño de Hierro un tanto descolocado y rojo de ira. Miraba a Ragnar como si de uno de los pieles verdes de los que hablaba se tratase.



-¡Tú!-le gritó, alarmando de nuevo al resto del establecimiento, que volvían a lanzar miradas indiscretas a la mesa donde transcurría la disputa.-, ¡como enano que eres deberías estar encantado de poder ayudar en esta noble causa! ¡Deberíamos estar yendo a Zhufbarg para acabar con los pieles verdes! ¿¡Qué clase de enano eres!? ¡Eres una deshonra para nuestra raza!



Sus gritos iban siendo cada vez más altos, acompañados de cada vez más gestos, más golpes en la mesa, más miedo por parte de los presentes hacia aquel ser.



Miedo para todos escepto para el otro enano que, erguido sobre su silla le lanzó un escupitajo a Groth. Ragnar estaba también enfadado, pero más por la incómoda situación y el insulto del enano que por la persistencia de aquel sujeto.



-Tú, hijo de elfa-le dijo tras aquella muestra de respeto y afecto.-, te he dicho que nos dejes en paz, no queremos ir.



Al recibir los transparentes y viscosos jugos salivares de su compañero, Groth entró en estado de ira inalterable, auque pareciese que no podía enfadarse más de lo que estaba. Puso las manos encima de la mesa y se dispuso a subir también la pierna derecha, su intención: darle una buena paliza a Ragnar. Por suerte para Ragnar, Groth, Heidi, Stephan, Ravendil y Klara (allá en la otra punta de la local), como para la del resto de los presentes en el local, como para los dueños del local, como para el local en sí, un par de hombres bastante musculosos pararon al enano a mitad de escalada y lo sacaron a rastras del lugar mientras él luchaba con todas sus fuerzas por desprenderse de la captura.



En la mesa se miraron los unos a los otros, todos bastante sorprendidos por aquel espectáculo como para decir nada.




Heidi se dió cuenta en ese momento de que Ragnar era bastante más decidido de lo que le pareció en un primer momento. Con todo el morro del mundo había decidido por el resto que preferían cumplir sus objetivos sin participar en ninguna guerra, que para eso venían huyendo de una. Le soprendió también la tozudez con la que había defendido su postura, aunque lo hiciese de una manera un tanto peculiar.



-Bueno, aquí teneis, cinco menús completos-dijo una voz apresurada desde el borde de la mesa, sacando a Heidi de sus pensamientos.

Chimpón.
Fdo: Raki