30 de abril de 2009

Heidi, halfling maga. Segunda parte.

Nadie leyó la primera parte, pero dije que las iría subiendo y eso pienso hacer... hum!
Empieza la escena de taberna.



No estaba muy lejos, de hecho, estaba al doblar la esquina. Se llamaba El Halfling Feliz, cosa que hizo que la pequeña Heidi esbozara una sonrisa de satisfacción. Al entrar se encontraron con un local bastante típico y de medidas humanas a pesar de su nombre. Las mesas y bancos eran de madera oscura y parecían bastante resistentes. Había unas cuantas ventanas a los lados de la puerta por las que entraba bastante luz. El techo era alto y, al fondo de la estancia se veían unas escaleras que daban a un segundo piso, seguramente de habitaciones. Había bastante gente en el local, síntoma de las horas que eran, aun así quedaban algunas mesas vacías, por lo que ocuparon una lo bastante grande para ellos.


Al poco tiempo de estar ahí sentados apareció una pequeña halfling de andares rápidos y peculiares, sujetando tres bandejas de camarero llenas, dos de ellas en las manos, y le tercera en su amplio trasero. Mostraba una sonrisa enorme en su redonda cara, tenía el pelo rubio, recogido en dos trenzas.


-¡Buenos días! ¿Que tal están? Ustedes no son de aquí, ¿verdad? En los pequeños pueblos nos conocemos todos-rió. Heidi se quedó sorprendida, y supuso que el resto también. Ella creía que hablaba demasiado deprisa para ellos pero aquella halfling hablaba aun con mayor rapidez.-¡Oh! ¡Una compañera! Hola, ¿que tal?-continuó, con un breve vistazo a Heidi- Venís a comer, ¿verdad? Decidme, ¿qué os pongo? A ti, supongo, un menú completo, ¿verdad?-terminó, mirando a su compañera la halfling.


Tras la conmoción inicial del grupo volvieron en sí.


-Claro, claro un menú completo, he viajado mucho, tengo que alimentarme bien-rió la pequeña Heidi en respuesta a la metralleta de palabras de su compañera.


-Yo también quiero un menú completo, por favor-dijo el enano con voz seria y serena desde la otra punta de la mesa.



-Y yo otro-añadió el humano.



Heidi les miró mientras el resto hacía su pedido. Siempre iban juntos, donde iba Stephan iba Ragnar, donde iba Ragnar iba Stephan, les habían conocido cuando viajaban juntos y desde entonces no se habían separado mucho. Ninguno de los dos hablaba mucho, así que Heidi no se atrevía a preguntarle a ninguno de los dos sobre ello. Además, Ragnar era un enano, y no le gustaba la magia, por lo que acercarse demasiado podría resultar fatal; y Stephan era un humano pobre, de esos sin conocimientos del mundo que creen que la magia es malvada y peligrosa. Esperaba que Klara les dijera algo, pero ella tampoco había mostrado interés alguno en la peculiar pareja.



-¡Cariño!-dijo la halfling mientras se iba.- ¡Cinco menús completos!



-Sí, amor mío- respondió una voy de hombre desde la cocina, desde la otra parte
del bar.



Estos gritos sacaron a Heidi de sus pensamientos y la trasladaron de nuevo a la mesa de El Halfling Feliz, donde se encontraba con sus compañeros de viaje. Miró a su alrededor, esta vez para ver qué clase de gente había en aquel lugar. No vió nada en especial, un par de voluminosos hombres sentados en una mesa sin hablar, un enano tomando una cerveza él solo en otra, un grupo de tres campesinos comiendo un pequeño plato de gachas, un señor al parecer un poco más rico rodeando a una muchacha por la cintura, una pareja de muchachas riendo por lo bajo. No, nada en especial.
O eso pensaba Heidi, porque Klara parecía bastante interesada en el señor rico.



-Ahora vengo-dijo-, esperad aquí.



Y se encaminó hacia él. Klara era bastante guapa comparada con el resto de humanas que habái visto anteriormente Heidi, que no eran pocas, y, al parecer, auquello le gustó bastante al hombre, pues enseguida despachó a la muchacha con la que estaba hablando, que se fue inmediatamente con las otras dos chicas, e hizo un gesto a Klara para que le acompañara.



Desde donde estaban no podían oir nada, sólo ver que estaban hablando desde muy cerca y que el hombre aquel se empeñaba en acercarse más. Klara parecía desenvolverse bien, por lo que Heidi no puso mucha más atención a aquello, ya les contaría, si quería, lo que había pasado.



-Y bueno-dijo la pequeña para ocupar la boca mientras les traían la comida- ¿y por qué estais viajando? Yo estoy buscando algún maestro o escuela que me enseñe el arte de la magia. Hasta ahora no he encontrado ninguno que me aceptase. Todos se rien primero, es normal, los halfling somos resistentes al Caos, y, por lo tanto, no podemos hacer magia, pero os juro que yo sí puedo. El caso es que luego me piden que se lo demuestre, les hago el hechizo de los dardos (apuntando siempre contra un objeto inanimado, que sino me podría cargar a alguien y entonces ya si que no me dejan hacer magia) y me sale de maravilla, pero ellos insisten en que deje de hacer chorradas y me vuelva a la Asamblea, ¡si ni siquiera soy de la Asamblea! Supongo que no pueden admitir que un halfling esté al mismo nivel que ellos, todos los humanos son iguales.-terminó, tras el bombardeo de rápidas palabras acompañadas de grandes gestos y muchas expresiones distintas. Luego, al ver lo que acababa de decir y que estaba en la mesa con un humano y que llevaba viajando varias semanas con otra, rectificó: -Bueno, no todos son iguales, vosotros me tratais bien. Pero no os quedeis callados, decidme ¿por qué viajais?- su cara, con los ojos abiertos como platos y una sonrisa de oreja a oreja, paseó por entre los demás asistentes, demasiado confusos como para responder en seguida.



Al cabo de unos segundos que para la halfling resultaron interminables habló Stephan, con gesto serio y sereno, pensando lo que decía.



-Pues -empezó-, como ya os dije, mis campos fueron arrasados por las catástrofes de la guerra, de modo que estoy buscando un lugar donde empezar de nuevo con mi vida. Lo más lejos posible de la zona en guerra, claro.



Heidi asintió, esperando que siguiese contando pero el chico no dijo una sola palabra más, para decepción de la pequeña.



-Yo -dijo el enano. Y la cabeza de Heidi casi se descoyunta al girar para verle, iba a contar porqué iban juntos, seguro, y eso ella no quería perdérselo. Se estiró un poco más en su asiento para poder oir mejor-, huía del caos cuando me encontré con el humano y...



¡POM!



Un fuerte golpe les sacó de la historia. La cabeza de Heidi volvió a hacer un movimiento brusco para mirar en dirección contraria a la que miraba, con una mirada asesina que, por suerte, no fue interceptada por su legítimo receptor, pues hubiera recibido un buen golpe seguro. El causante no era ni más ni menos que un enano con gesto iracundo y una pequeña coronilla en la cabeza que se había plantado frente a ellos en la mesa. Heidi supo al verle que era el enano que estaba tomando una cerverza él solo y pensó que quizá se había unido a ellos porque se sentía solo.




En fin, esto es todo por hoy, mañana más.
¿Sabéis? Me da la sensación de que soy la única que se pasa por aquí.
Ha llegado Groth, muajjajajjaajjaja!
En fins, espero que os guste y bleh...


Fdo: Raki

4 Epic Wins:

EFM dijo...

Me ha gustado mucho la descripción de la taberna, está muy bien ;)

Y el discurso de Heidi buscando una escuela de magia donde le quieran enseñar ¡es genial!

Pobreta u.u

Adrián Morell dijo...

Hay unas pocas bastantes faltas y nos describes a Stephan y a mi como si fueramos nose... pareja XD que va pero que hay muchas faltas y que era el halfling alegre no feliz XD y nada más que quiero ver lo de Groth.

Jonatan dijo...

Yo la única pega (dejando a un lado falta y demas cosas ortográficas) es que todo va rapido, muy rapido xD. En parte no es malo, por que a fin de cuentas, nos lo esta contando una Halfling ¿no? xD. Creo que si los demas escribis vuestros origenes, en conjunto, quedara bien narrado y completo todo lo sucedido por el momento ^^. Por ultimo decir que no recordaba que la Posadera Halfling tuviera coletas rubias xD (para descripciones de PNJ intenta contactar conmigo xD, aunque la voy a dejar asi a esta, me ha gustado con coletas).

Adrián Morell dijo...

Sorry se llama Grod XD