29 de abril de 2009

Heidi, halfling maga.

Era una noche clara, la luna verde iluminaba con fuerza el bosque como cada año en ese día especial, en el día de Hexensnacht, la noche bruja. Las pocas estrellas que se veían en el cielo, las más resistentes a la luz de la luna, brillaban con un reflejo verduzco. En el bosque no sonaba un solo ruido vivo, ni cuervos, ni búhos, nada; sólamente el susurro del viento contra la hojas.
Aquella noche perdieron a Heidi. Nadie vio sus ojos suplicantes, nadie escuchó su grito ahogado, nadie lo pudo comprobar, pero Heidi ya no estaba con ellos.

Empieza la historia de la Halfling más rara que os podais hechar a la cara.

Llegaron a Midledorf tarde por la mañana. Escapaban del caos restante de las guerras en el norte, cada uno tenía un motivo distinto, pero todos un mismo objetivo: rehacer sus vidas. Eran pocos, pero lo suficientemente variopintos como para llamar la atención en aquel pueblo. Este era, además de pequeño, un pueblo antiguo, rodeado por una débil muralla. Un río pasaba cerca y al otro lado de este se extendía un enorme bosque. Se pararon a la entrada de la muralla, no era una gran entrada, pero estaba flanqueada por dos guardias no muy ansiosos por trabajar allí.

-¿Quienes sois vosotros? ¿Qué queréis? -preguntó uno de los guardias sin el menor movimiento y con la misma cara de aburrimiento.

-Venimos del norte, estamos escapando de la guerra y nos gustaría probar suerte en este pueblo. -dijo calmadamente la muchacha humana. Vestía ropa de viaje e iba equipada con un pequeño arco y un bastón, seguramente para hacer más llevadero el camino. Su nombre era Klara y se le daba bien tomar la palabra en momento como ese.


Los guardias les miraron de arriba a abajo, con el entusiasmo característico que estaban demostrando. Junto a Klara encontrarían a un enano de gesto enfadado, bastante alto como para ser un enano, pero con una densa barba que no dejaba lugar a la duda; un humano, bastante pobre por las pintas, con cara serena y el pelo oscuro recogido en una coleta baja; un elfo bastante callado, lo bastante para no haber hecho enfurecer ya al enano; y una pequeña halfling atabiada con una túnica remendada y un báculo cuyo orbe no era más que una manzana en precario estado de descomposición.


Sorprendentemente, tras el exámen visual comenzaron a hablar sobre la guerra que se llevaba al cabo en el norte, ambos habían escuchado hablar de ella, pero no conocían a nadie que hubiese estado cerca y, mucho menos, habían participado en ella. Parecían haber olvidado a los visitantes. Estos se miraban los unos a los otros, esperando la respuesta de los guardias.


Al cabo de un rato los guardias terminaron de hablan y procedieron a dar paso a los extraños.


-Podeis pasar- fue lo único que dijeron, ni siquiera se movieron de sus cómodos puestos de trabajo.



Al entrar pudieron ver lo que ya se imaginaban viendo la muralla desde fuera: era un pueblo pobre, casas de dos pisos como mucho, pocos comercios y calles no muy llenas. La poca gente que circulaba en esos momentos por allí se les quedó mirando, cosa que les era relativamente normal, en un pueblo pequeño cuarquier cambio es más que evidente.



-Quiero comer, tengo hambre,-dijo la Halfling tras un rato de paseo tras el que se había hecho medio día- ¿vosotros no tenéis hambre? Ya es hora de comer, vayamos a algún sitio a comer. -Tiraba de los pantalones de Klara mientras frotaba la manzana por la cara de Stephan, el humano.


Acto seguido se dirigió a un hombre con cara de pocos amigos.

-Disculpe, quiero ir a un bar, un restaurante, una taberna o cualquier sitio decente en el que vendan o den comida, ¿podría usted decirme dónde podría encontrar uno de ellos? Le estaría muy agradecida. -Lo dijo todo del tirón y sin coger una sola bocanada de aire. El hombre, que tras las palabras quedó algo confuso, bufó y siguió su camino, ignorando a Heidi. Ésta, con el ceño fruncido, le sacó disimuladamente la lengua. No era la primera vez que alguien de otra raza le ignoraba, de hecho, tenía bastante asumido que los de su propia raza la ignoraran o se rieran de ella a sus espaldas. Envidia cochina, ella era maga mientras que ellos no podían serlo.


Se volvió hacia el grupo, que la esperaba pacientemente donde ella les había dejado. Eran buena gente.


-No me hacen caso-dijo simplemente.

-Tranquila, -dijo el humano- lo intentaré yo.

Vieron como Stephan se acercaba a un anciano que llegaba calle arriba. No pudieron oirle, pero pudieron ver su manera de tratarlo. Sus gestos eran suaves, y lo que veían de su cara mostraba un gesto amable. El anciano parecía complacido ante el muchacho y le respondió gestualizando vagamente. Al cabo de un rato Step buena comida-informó calmadamente.- Vamos.


Y eso es todo por el momento,
he pasado a escribir en tercera persona, a ver si me sale algo digerible.
En fin, espero que os guste. De esta llevo algo más escrito que de las otras, de modo que subiré fragmentos de historia más a menudo.
Así que mañana (por decir un día, quizá tarde un poco más en colgarle, pero que, de todos modos, no será tanto como con las otras) colgaré la escena de taberna, que, personalmente, me ha sido muy divertida de escribir, espero no defraudar ^^U
Se agradecen comentarios, de hecho, ruego comentarios, no sé escribir (como bien podréis ver) y vuestros consejos me serían de mucha utilidad para mejorar.
Gracias a todos por leer.

Fdo: Raki

2 Epic Wins:

EFM dijo...

Aquí tu primer comentario :D

Me ha gustado mucho ¿qué es eso de qué no sabes escribir? ¬¬ narras muy bien ;)

Y sobre la historia sólo decir que ¿Raven estaba desde el principio? :roll: bueno no sé como se emperajerá la historia finalmente, pero tampoco lo veo mal ¿eh?

Mis psjs de WH siempre han entrado cuando ya estaba empezada la partida...

En fin, que me lío voy a por la segunda parte XD

Jonatan dijo...

Excelente, perdona que haya tardado en pasarme por aqui, pero he andado algo liadete jejeje. Me ha llamado la atención que hagas referencia a la noche bruja, ¿has buscado ese día en algún sitio sobre Warhammer o has cogido el nombre de otra mitologia/cultura/inventado?